• 20 MAY DE 2024

No pensemos que en la adolescencia, los adultos tenemos "la tarea cumplida" en la regulación de nuestros hijo/as con las pantallas

A_UNO_1380066 | Agencia Uno

Como hemos estado abordando todo este año, la mediación parental digital activa es muy relevante, en el actual contexto trasmedia que vivimos, de tal forma de dar un uso adecuado de la tecnología en los diversos momentos del desarrollo de nuestros hijo/as, niños y adolescentes a cargo, hablando con ellos y ellas abiertamente de los beneficios y los riesgos del uso de ésta. Por otra parte, sabemos que lo ideal es tener estas conversaciones desde la temprana infancia, si queremos tener resultados en nuestras intervenciones parentales, por supuesto, considerando la edad de los niño/as o adolescentes a cargo y su contexto (Livingston, et al., 2018). 

A pesar de que parezca contracorriente, investigaciones recientes, han dado cuenta que la familia es el principal factor protector en el uso problemático de redes sociales en lo/as adolescentes, definida esta conducta problema como el uso no planificado e impulsivo en las redes sociales (Lin, Yuan, Niu, Fan y Hao, 2023).

Esto se torna muy relevante, ya que este uso problemático causaría diversos trastornos, tales como agotamiento escolar, aislamiento, trastornos del sueño, presencia incluso de fatiga de redes sociales, así como empeorar a nivel global su salud mental. La aparición de soledad en esta etapa es un gran factor de riesgo, ya que se ha investigado que los jóvenes que tienen un uso problemático de las redes sociales presentan menos interés en hacer actividades en sociales presenciales, lo que a su vez intensifica el sentimiento de soledad y pueden aparecer incluso con mayor frecuencia, ideaciones suicidas (Song, et al., 2014, Sural, et al., 2019).


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Desde esta perspectiva, es más probable que los adolescentes que sienten menor apoyo de parte de su familia pasen más tiempo en redes sociales. De tal forma, que los adultos cuidadores, sea cual se nuestra organización familiar (biparental, monoparental, extensa, homoparental, entre otras) no debemos pensar que ya hicimos otorgamos el suficiente acompañamiento en la infancia y que ahora, podemos “retirarnos tranquilo/as”, ya que “autorregularán”. No, esto no sucederá, por lo que debemos seguir conversando acerca de las fortalezas y riesgos a los cuales están expuestos en las redes sociales con mayor fuerza y prolijidad. Los pares son centrales en todos los otros ámbitos del desarrollo, menos en éste, ya que están insertos en el mismo contexto multimedia.

De esta forma, continue además estableciendo rutinas que no incorporen las pantallas, en horarios de comidas; establezca higiene del sueño (desconectándose usted mismo de los aparatos tecnológicos antes de intentar quedarse dormido/a; no olvide que nuestro ejemplo es central), fomente actividades al aire libre y siga con horarios establecidos en los cuales, el adolescente puede estar en pantallas, con normativas diferenciadas en la semana escolar que fin de semana o vacaciones. También, ojalá haga deporte usted mismo y fomente que éste lo haga o, mejor aún, pueden practicar algo en conjunto del gusto de ambos o entre hermanos, si éstos lo desean (no obligue o generará efecto contrario).

Así, nuestro rol parental no acaba, sino que se intensifica en la adolescencia, momento en el cual debemos seguir desarrollando competencias en lo presencial y lo online. La tarea no ha cesado, por ello es muy relevante que no crie sola o sola, para que logre hacer este rol, sin un desgaste inconmensurable. La comunicación con los adolescentes es clave para no transformarnos en “investigadores privados”, sino adultos en los cuales confiar.

¡Por una mejor salud mental adolescente!